El manejo de las
emociones durante los tratamientos de fertilidad
Lic. Patricia Martinez
La parentalidad es una experiencia emocional, mental y física. Es un proceso complejo que se
inicia en la mente de los padres y recibe influencias desde lo cultural, social
y familiar. Dado que la reproducción humana definitivamente es un hecho que
trasciende lo biológico, no puede ser abordada sólo desde la perspectiva médica,
la intervención sobre la esfera emocional es insoslayable
Ante el fracaso en la consecución del embarazo, la pareja o
la persona sola transitan ciertas vicisitudes como por ejemplo:
Los sentimientos de incompletud, en muchos casos la no llegada de un hijo conduce a los padres
a no sentirse “del todo adultos”. No hay que olvidar que vivimos en una cultura
que otorga el estatus de adulto a quien tiene ciertos logros y conquistas
alcanzados.
En las parejas muchas veces desaparece el placer en la relación sexual, y la presencia de disfunciones sexuales como consecuencia de la propia infertilidad alcanza altísimos porcentajes, así mismo puede generarse discontinuidad en la frecuencia de relaciones sexuales con disminución del placer.
En las parejas muchas veces desaparece el placer en la relación sexual, y la presencia de disfunciones sexuales como consecuencia de la propia infertilidad alcanza altísimos porcentajes, así mismo puede generarse discontinuidad en la frecuencia de relaciones sexuales con disminución del placer.
Pueden registrarse variaciones en cuanto al grado de
implicación de cada uno de los miembros de la pareja en relación al deseo del
hijo, y es importante observar esto, dado que el proyecto es de a dos pero el
deseo es singular de cada uno
En ocasiones la tríada Sexualidad- Hijo- Futuro se
constituyen en temas tabúes y la pareja por temor a caer en este triángulo va
perdiendo la capacidad de dialogo.
Cuando hay fracasos
repetidos se va socavando la
confianza generándose altos niveles de depresión. La pareja va
perdiendo el sostén social y familiar.
Se experimenta también un fuerte retraimiento social, la
mujer que no puede concebir muchas veces sufre silenciosamente cuando “aparecen embarazos” en el entorno
familiar o social. Esto lleva a alejarse de los círculos de amistades lo cual
aumenta los índices de depresión y angustia.
Cuando el embarazo no llega muchas veces se corre el riesgo de
que la idea del hijo se convierta en el único objetivo de la pareja o de la
persona sola. Lógicamente esto complica aún más el cuadro puesto la idea del hijo transformada en idea obsesiva genera
ansiedad y desesperanza.
Son múltiples los cuadros de disfunción relacionados con la
infertilidad. También cabe aclarar que muchas personas que están en la búsqueda, transitan este camino de la
reproducción asistida sin generar sintomatología o desajustes emocionales, haciendo
un buen manejo de sus recursos personales al servicio del tratamiento de
fertilidad.
muy bueno!!
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